Nueve islas color esmeralda, de un verde tan brillante e intenso que cuesta creer que sean reales, mágicas franjas de tierra en medio del Océano Atlántico, un archipiélago salvaje y sorprendente en las fronteras de Europa. Las islas Azores son esto y mucho más, destinos extraordinarios que te permiten viajar con seguridad y, sobre todo, en nombre de distanciamiento social.
Estamos en Portugal, uno de los países a los que se puede llegar desde Italia para hacer turismo según la legislación vigente. Pero no sólo eso, estamos en islas alejadas de todo, a medio camino entre América y Europa, donde las normas para contener la propagación del Covid-19 son menos rígidas que en el resto del viejo continente, y en las que el turismo de masas Aún no ha llegado.
Viajar a las Azores supone sumergirse de verdad en la naturaleza más auténtica y salvaje que existe, dejando atrás todas las frustraciones (o casi todas) relacionadas con el virus. En estas partes, de hecho, la mayoría de las actividades se realizan al aire libre y las infecciones diarias están casi ausentes: lejos de la mascarilla cuando esté al aire libre y lejos de las cenas en restaurantes incluso por la noche.
Libertad, las Azores son reales libertad. Y la razón es bien sencilla: el Coronavirus parece haberlas dejado inmaculadas y todo en estas islas parece verdaderamente lleno de espacios infinitos. No es casualidad que cada maravilla por visitar te deje un sentimiento de increíble asombro, como si todo estuviera todavía completamente inexplorado por el hombre.
Sin embargo, actualmente llegar es complicado: no hay vuelos directos desde Italia, hay que presentarse una prueba molecular negativa para Covid-19 dentro de las 72 horas posteriores a la llegada, someterse a otra prueba el sexto día de su estadía y completar un cuestionario siempre dentro de las 72 horas posteriores al viaje. Pero no sólo eso, al ser un área autónoma respecto a Portugal continental, es necesario cumplimentar autodeclaraciones y formatos que también emiten códigos QR para el propio Portugal. En definitiva, hay varios pasos a seguir, pero una vez que llegas a tu destino, además de percibir una belleza absolutamente emocionante, nos sentimos seguros, hasta casi olvidar que más allá del azul del mar y del cielo hay un mundo que intenta combatir una violenta pandemia.
Y luego salir a disfrutar de la subida de Monte Pico con sus 2.351 metros de altura y a través de un sendero que se abre paso entre las escarpadas laderas del volcán donde habitan arbustos bajos, pastos y rocas. Un recorrido fuera de lo común y con un desnivel de más de 1000 metros hasta llegar al Piquinho, un auténtico cono de lava. Pero no solo eso, Pico es también la isla donde podrás avistar ballenas saltando en el océano y donde también podrás degustar un excelente vino entre sus viñedos, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
O puedes dirigirte hacia Faial donde, respetando plenamente el distanciamiento social, podrás admirar las increíbles paisajes lunares de Capelinhos que surgió tras una erupción en 1957. Rincones de nuestro continente caracterizados por una espectacular caldera, es decir, una depresión de roca muy oscura, que ofrece uno de los panoramas más sorprendentes de todas las Azores.
También puedes dirigirte a la elegante y verde isla de São Jorge. Baste decir que aquí podrás aventurarte a realizar una de las caminatas más espectaculares de todas las islas entre brezos y una densa vegetación endémica, hasta llegar a un hermoso tramo de exuberante costa que desemboca en el azul del Océano Atlántico.
Y por último, pero esto depende del tiempo que tengas disponible, puedes volar a São Miguel donde podrás disfrutar de las bellezas de lago de furnas, salpicado de fumarolas. O el parque natural de Ribeira dos Caldeirões, donde dejarse llevar entre bosques muy verdes y cascadas que parecen plateadas, sin olvidar las plantaciones de té de Gorreana, las únicas en Europa, y el senderismo en la región de Sete Cidades, con una vista impresionante desde lo alto del Miradouro da Grota do Inferno, y desde el más popular Miradouro do Rei, donde se pueden observar los lagos volcánicos de la Lagoa das Sete Cidades.
Finalmente podemos concluir este extraordinario viaje (donde el el distanciamiento social es natural) en alguno de sus múltiples y espectaculares balnearios como los de Caldeira Velha, espléndidas piscinas geotérmicas naturales inmersas en el bosque más frondoso.
En definitiva, desde el cielo hasta las profundidades del océano, el viaje a las Azores será un viaje lleno de aventura, distanciamiento social y seguridad.