No se comen, aunque parezcan caramelos, pero sí se habitan, lo que los hace aún más sugerentes. Pero sobre todo tienen a sus espaldas una historia centenaria que merece ser conocida. Estamos hablando acerca de casas coloridas de Singapur, de esas que muchos han rebautizado como Candy House, y viendo el panorama general, el nombre no sorprende tanto.
Sin embargo, cuando pensamos en la ciudad-estado del sur de Malasia, se abre en nuestra imaginación un escenario de líneas de metro y rascacielos futuristas, edificios vanguardistas y semáforos controlados por inteligencia artificial. Pensemos en el Marina Bay Sands, el hotel emblemático de la ciudad que, junto con los Gardens by the Bay, ha marcado de forma única todo Singapur.
Sin embargo, hay una zona, en la ciudad, suspendido en el tiempo y el espacio, una parte de la vida vivida para ser preservada y protegida. Hablemos de las coloridas casas de Singapur, el último bastión de cultura peranakan. Algunos barrios de la costa este cuentan con edificios construidos con el estilo importado por los colonos chinos a principios del siglo XIX.
Se trata de locales comerciales, de dos o tres plantas, diseñados para contener actividades comerciales en la planta baja y espacios habitables en la superior. Hoy lo que queda de este estilo es una serie de casas pintadas de rosa, verde pistacho o esmeralda, súper instagrameables. Sin embargo, pocos conocen la historia de Koon Seng Road o Joo Chiat.
Las casas en estos barrios fueron construido por los peranakanos, personas de ascendencia mixta china y malaya que se establecieron aquí, creando barrios y comunidades multiculturales. Y si alguna vez Singapur pareció decidido a reemplazar el pasado con el futuro, ahora mira hacia atrás, como lo demuestra el deseo de proteger y transformar estos ejemplos arquitectónicos en símbolos de la tradición del territorio.
Si es cierto, de hecho, que más del 50 por ciento de la ciudad vieja de Singapur fue demolida entre los años 70 y 90, es igualmente cierto que en los últimos diez años Singapur ha entrado en una fase más conservacionista, implementando intervenciones de restauración del tiendas en la ciudad. El resultado es que estos edificios históricos son ahora los más buscados del mercado.
Entre todos destaca también la Casa Baba, una tienda restaurada que hoy cumple la tarea de un museo intención de dar a conocer e preservare la cultura Peranakans.