Cuando pensamos en España, nuestra mente nos transporta inmediatamente a las encantadoras luces de Madrid, la innovadora arquitectura de Barcelona y la atmósfera cálida y vibrante que impregna cada rincón de estas ciudades. Imaginamos el sonido de las guitarras flamencas, los intensos sabores de la paella y la energía palpitante de los mercados al aire libre. Sin embargo, Hay otra cara de esta espléndida nación., menos conocido pero igualmente fascinante, que casi parece sacado de un libro de cuentos.
Bienvenido a País Vasco, una región donde la belleza de la exuberante vegetación se combina con el azul intenso del mar, creando paisajes de impresionante belleza. Este territorio guarda auténticas maravillas naturales, con sus majestuosas montañas, ríos e innumerables bosques. Entre ellos hay uno que destaca de todos los demás: el Bosque de Oma (conocido como “Omako Basoa” en lengua vasca). No un bosque cualquiera, sino Una verdadera obra de arte cielo abierto.
De hecho, en 1984, el talentoso escultor y pintor Agustín Ibarrola lo transformó en una verdadera obra maestra artística. Con un estilo atrevido y colorido, tiene árboles y rocas pintadas, creando una obra de arte única. Hoy, este encantador lugar se ha convertido en un museo natural, donde el arte y la naturaleza se mezclan armoniosamente.
La magia del Bosque de Oma: un universo de colores
Il Bosque de Oma, situado en el barrio del mismo nombre en el municipio de Kortezubi, es el símbolo de cómo, en ocasiones, el arte puede realzar y reinterpretar el paisaje natural.
Todo comenzó en el periodo comprendido entre 1982 y 1985, cuando Agustín Ibarrola decidió fusionar su talento con la naturaleza. Con maestría y creatividad transformó troncos de árboles en auténticos lienzos vivos, creando un Diálogo silencioso y potente con el paisaje. circundante. El resultado fue sorprendente: 47 actuaciones Único, una explosión de colores y creatividad.
Gran defensor del "land art", movimiento artístico contemporáneo nacido en Estados Unidos en los años 60, destacó la importancia de intervenir en la naturaleza para no alterarla, sino para resaltar su belleza. En lugar de crear obras de arte para exhibir en galerías o museos, el paisaje se utiliza como un lienzo en blanco, para hacer que el arte sea accesible a todos y rechazar el aspecto económico y material de creación artística.
Sobre las superficies de los árboles están pintadas una serie de imágenes, que van desde animales hasta figuras geométricas y humanas, pasando por representaciones parciales como ojos y labios. Estas obras no son visibles a primera vista. De hecho, requieren una observación más cuidadosa y global, que tiene en cuenta todo el perímetro de los baúles. El arte de Ibarrola, en este contexto, se estructura de tal manera que sólo revela su pleno significado cuando se observa el entorno en su conjunto.
Para ayudar a los visitantes a experimentar esta vista, se han colocado carteles en los árboles que indican el lugar exacto desde donde mirar. Siguiendo estos indicadores, es posible posicionarse de tal manera que se pueda admirar toda la escena tal como la concibió el artista, descubriendo así la verdadera esencia del Bosque de Oma: un lugar donde el arte y la naturaleza se fusionan en un diálogo visual atractivo y estimulante.
El bosque de Oma: diversión y arte en contacto con la naturaleza
Inmerso en la exuberante belleza de Reserva de la Biosfera de Urdaibai, al noreste de Kortezubi, se sitúa el Bosque de Oma, una maravilla artística y natural inigualable. Este encantador lugar es un verdadero tesoro para quienes desean combinar el amor por el arte y el medio ambiente en una sola experiencia.
Aquí, la creatividad no se limita a las paredes de un museo, sino que vive y respira entre los árboles, ofreciendo una manera fascinante e interactiva de conectarse con el paisaje. En cada rincón del bosque, hay nuevas sorpresas que estimular la imaginación y la curiosidad, haciendo de la visita una aventura realmente apasionante.
Por último, no te puedes perder la visita a gruta de Santimamiñe. Este sitio arqueológico, considerado uno de los más importantes de la provincia, se encuentra justo al inicio de la ruta hacia el bosque de Oma, y es famoso por sus pinturas rupestres, que representan ciervos, caballos y osos en una fascinante visión de la vida prehistórica. .
Estas antiguas obras de arte cuentan con más de 14.000 años de historia y han sido reconocidas como UNESCO sitio de Patrimonio Mundial en 2008.