Il Reino de Marruecos, con vistas al Océano Atlántico y al Mar Mediterráneo, es un país encantador ubicado en África del Norte. Gracias a su privilegiada posición geográfica, que se extiende más allá del Estrecho de Gibraltar, es un lugar fascinante mezcla de influencias y culturas diferente.
Rico en contrastes geográficos, con sus imponentes cadenas montañosas del Atlas y el Rif que se extienden por todo el territorio, ofrece una serie de paisajes únicos que van desde costas planas hasta desiertos rocosos. Las ciudades, entonces, contienen una variedad de arquitectura extravagante, con calles laberínticas que invitan a la exploración.
Una de las peculiaridades de Marruecos es la presencia de dos enclaves españoles en su territorio: Ceuta e Melilla. Este último es sin duda un destino único. Paseando por sus calles te encuentras inmerso en una mezcla de tradiciones y estilos arquitectónicos.
Sin duda, una ciudad vibrante y cosmopolita que vale la pena explorar. Aunque no goza de la misma fama que otros destinos españoles, este destino tiene una encanto innegable Todo por descubrir.
Melilla, una ciudad española en territorio africano
Melilla Está situado en el noreste de Marruecos. Situada a lo largo de la costa mediterránea, un poco al norte de Nador y en el lado oriental de las montañas del Rif, es un lugar pintoresco donde las culturas se entrelazan y se unen en una mezcla de tradiciones, idiomas y costumbres.
Con una población dividida a partes iguales entre cristianos de origen español y musulmanes bereberes, es un punto de encuentro único entre Europa y África, y alberga numerosos atractivos históricos, entre ellos edificios con arquitectura modernista, antiguas fortificaciones y museos, que contienen obras de arte y hallazgos históricos de gran valor.
Para sumergirse en la historia de Melilla, nada más evocador que una visita al auténtico símbolo de la ciudad, el Ciudadela, también conocido como “Melilla La Vieja” o “El Pueblo”. Este recinto fortificado cuenta las historias de diferentes pueblos que han dejado su huella a lo largo de los siglos, contribuyendo a formar identidad Único en esta fascinante ciudad.
Su pasado se revela a través de barrios pintorescos, torres de vigilancia e impresionantes edificios como el Baluarte de la Concepción y L 'Hospital del Rey.
En la parte nueva de Melilla, sin embargo, uno de los lugares más evocadores para visitar es sin duda el Plaza de España. Este espacio urbano, con su característica forma circular, se ubica estratégicamente detrás del puerto, posicionándose como corazón palpitante de la ciudad. Un verdadero centro vital, punto de encuentro de residentes y turistas, donde convergen las principales arterias de la ciudad, irradiando en todas direcciones.
La plaza alberga importantes edificios como el Casino Militar, una imponente estructura diseñada por Enrique Nieto, alumno del famoso arquitecto Antoni Gaudí, que representa brillantemente el estilo modernista catalán, con ricos e intrincados detalles arquitectónicos.
No muy lejos está el Palacio de la Asamblea, un edificio histórico también creado por Nieto, que alberga la sede de Ayuntamiento de Melilla. Esta obra maestra arquitectónica, construida en la primera mitad del siglo XX, exuda un aura de majestuosa realeza. Su estructura, desarrollada en tres plantas, se asemeja a una corona ducal, lo que confiere al palacio un aspecto realmente singular. En su interior, previa petición, es posible visitar algunos de los espacios más representativos, como el Salon Dorado, que refleja la elegancia y el refinamiento de la época, y el Sala de Plenos, donde se reúne el ayuntamiento.
Melilla: la ciudad que separa África de Europa
A pesar de estar ubicado geográficamente en África, Melilla es una ciudad española y es parte de la Unión Europea. Junto con Ceuta, representa la única frontera terrestre entre África y Europa. Durante el siglo XX, esta posición particular dio a estas dos ciudades un papel fundamental en las rutas migratorias hacia el viejo continente.
Para gestionar el enorme flujo de inmigrantes, fueron separados del territorio marroquí por una doble valla metálica. Esta barrera, construida entre 1997 y 1998, tenía inicialmente tres metros de altura pero, debido al aumento de la presión migratoria, posteriormente se duplicó hasta alcanzar los seis metros de altura.
Un símbolo distintivo y controvertido de la ciudad se encuentra la estatua de Francisco Franco. A pesar de la ley de 2009, promulgada por el ex presidente Zapatero, que prohíbe los monumentos públicos en honor al dictador español, la estatua sigue dominando una plaza de la ciudad y sigue siendo la única en un espacio público español. Su retirada estaba prevista desde hacía algún tiempo, pero la estatua sigue en su lugar, un detalle que subraya hasta qué punto, a pesar de que la ciudad está formalmente bajo el control del gobierno de Madrid, en realidad es completamente autónomo. Este delicado equilibrio representa una clara señal de su complejo pasado histórico y político.