En el norte de Francia es posible descubrir el esplendor de Valenciennes, no mal conocido como l'Atenas del Norte. Un lugar encantador, rico en historia, cultura y sobre todo arte.
Valenciennes es una espléndida ciudad del norte de Francia, un centro artístico de gran prestigio, que vio nacer a figuras como Jean-Baptiste Carpeaux, Antoine Watteau y Henti Harpignies. No muy lejos de la frontera belga, se la conoce como la Norte de Atenas, y se caracteriza por una gran cultura y creatividad.
Muchas de las obras más importantes se exponen en el Museo de Bellas Artes, una primera parada ineludible tras la cual dirigirse al Biblioteca Municipal, para disfrutar de la vista de algunos manuscritos preciosos. El centro histórico luce espectacular, considerando la restauración inmediatamente después de los desastres de las Guerras Mundiales.
Imperdible, como ya hemos mencionado, es la visita al Museo de Bellas Artes, que fue construido en 1801, y cuyas salas están repletas de obras de artistas franceses, flamencos y holandeses. Entre los muchos nombres expuestos encontramos el de Peter Paul Rubens, flanqueado por Bosch, Van Dyck y muchos otros. Sin embargo, si observamos a los artistas locales, es imposible no mencionar antoine watteau, nacido en Valenciennes en 1684. Su La Vraie Gaieté se exhibe en el museo de la ciudad.
Caminando por las calles ricas en historia te encontrarás en Desfile, una gran plaza por donde pasa toda la vida de Valenciennes, desde el comercio hasta la política. Un cruce crucial, donde la mirada de los visitantes queda cautivada por el imponente ayuntamiento, que presenta una fachada especialmente decorada, diseñada por Henri Lemaire en 1867, otro hijo de esta ciudad de arte.
En ciudades tan antiguas siempre es interesante buscar las iglesias más características, que a menudo cuentan con una arquitectura sorprendente. El más antiguo, Égise Saint-Géry, data del siglo XII y ha sido incluido en la lista de monumentos históricos franceses. Unos quinientos años después se realizaron modificaciones, con la adición del campanario en 1800. Una vez dentro podrás admirar la nave, caracterizada por 12 columnas de piedra caliza.
La ciudad pasó a formar parte de Francia en 1677 y quedó bajo dominio español a mediados del siglo XVI. Esto explica la presencia del famoso. Casa Española, originalmente en la esquina de Rue de Mons y Rue des Capucins, para ser desmantelado y cuidadosamente reconstruido en Rue Askievre, en 1964.